La mayor parte del tiempo las historias aparecen en nuestra cabeza como peces que se asoman en la superficie de un oscuro estanque. Peces que de inmediato vuelven a zambullirse en la profundidad sin dejar rastro, y muchas veces para siempre. Frente a esta realidad, podríamos creer que la naturaleza del proceso creativo es intermitente y vaga, un día sí y un día no, hasta que finalmente logremos consumar algo.
Déjenme decirles que de entregarnos a la espera de esos esquivos peces que son las ideas, es muy probable que no logremos terminar, y tampoco medio iniciar una historia. ¿Cómo hacer entonces para convertir las ideas, vagas y fugaces, en una historia completa, ya sea cuento, guión, novela o cómic?
La única forma de garantizar esto es creando el hábito de escribir. Dos o tres horas diarias dedicadas exclusivamente a la escritura, proveen el espacio ideal para volvernos receptores atentos de todas las ideas que conformarán la historia. Así que, como primer consejo, si querés iniciar y terminar una historia, tenés que sentarte a escribir todos los días.
Suponiendo que ya marcaste en el calendario los días y las horas que considerés adecuadas para hacerlo, y te encontrés frente a la página en blanco, hay varias cosas que podés hacer a continuación.
En este artículo voy a contarte sobre los beneficios que aporta el decidir tu inicio y tu final desde el primer día y cómo hacer para tener algo qué contar en medio de ambos momentos. Así que… seguí leyendo.
Primera parte: Cómo empezar y cómo terminar.
La estructura clásica de toda narrativa contiene tres partes: el inicio, la introducción y el desenlace. Cada una de estas partes tiene además otras sub-partes cuya función es aumentar de forma gradual la tensión dramática de la historia. Sin embargo, no vamos a profundizar, por ahora, en esto. Lo que acá te planteo es decidir solamente cómo iniciar y cómo terminar el relato que querés contar.
La primera idea que se me viene a la cabeza para ejemplificar este post es la de un perro llamado Vicente que un día es abandonado. Ese es el primer pez que se asoma desde las profundidades. Podemos decir en términos generales que la historia que quiero contar es: La historia de un perro que es abandonado.
Dicho así no suena muy interesante, aunque sí deja entrever el potencial para una fuerte carga emocional. Pero asumamos que, por ahora, sólo tenemos la idea de un perro llamado Vicente que un día es abandonado. Pasemos entonces de la idea a la historia.
Un primer gran paso que podemos dar para desarrollar una historia es: definir un personaje. Pensemos entonces ¿cómo es Vicente? ¿es un perro pequeño? ¿es un perro viejo? ¿es un perro de raza? ¿es un perro mestizo? Escogeré por ahora que es un viejo perro mestizo. Entonces tenemos: Vicente, un viejo perro mestizo, un día es abandonado por su ¿dueño o dueña?
En el ejemplo ya tenemos el final de la historia: Vicente será abandonado. Pero ahora ¿cómo iniciamos? Para iniciar habría que preguntarse ¿tiene dueño o dueña? ¿quiénes son? ¿es una familia? ¿es una sola persona? ¿acaso un niño o una niña?
Digamos que Vicente será abandonado por su dueña. ¿quién es su dueña? ¿es una mujer joven o una anciana? ¿tiene dinero o es una mujer con dificultades económicas? Optemos porque la mujer que abandona a Vicente es adinerada. En resumen, la historia iría así: Vicente, un viejo perro mestizo, un día es abandonado por su adinerada dueña.
El orden tradicional sugiere que la historia debería iniciar mostrando la relación entre la dueña, llamémosla Carmen, y Vicente. Entonces pensemos ¿cómo se conocieron? ¿Carmen conduciendo una noche de lluvia, un día encontró a un cachorro abandonado y lo adoptó, iniciando así una relación que duraría hasta que…?
¿O fue Vicente acaso un regalo de su exesposo y ahora el perro le trae a Carmen tantos recuerdos dolorosos que ha decidido abandonarlo?
O quizás Vicente siempre acompañó a Carmen hasta que sucedió algo que hizo que ella cambiara de parecer con respecto a él y se decidiera a abandonarlo.
Supongamos que nos decidimos por esta última opción. Tendremos por lo tanto el inicio: la historia de Carmen y su perro Vicente; y el final: el abandono. En medio quedarían las circunstancias que llevaron a la degradación de dicha relación, o bien el desarrollo de la historia.
Aclaro que cuando me refiero a inicio y final, no estoy refiriéndome exactamente a escenas o capítulos específicos, sino más bien a bloques de contenido que abarcarán, en este caso, la historia de Carmen y Vicente.
Aunque la primera idea haya sido la historia de un perro que es abandonado, el intuitivo proceso creativo me ha llevado aescoger como protagonista a Carmen; pues por ahora no me nace crear una historia de un perro protagonista.
Por esta razón, es que a continuación haré un desarrollo básico del personaje de Carmen, y que va a ayudar a definir mejor el argumento de la historia, que a grandes rasgos iría así: Tras varios años juntos, Carmen un día decide abandonar a su fiel perro Vicente.
A manera de síntesis: para empezar y poder terminar una historia podemos definir el inicio y el final de antemano, y elegir un, o una, protagonista que sea a través de quien vivamos la historia.
También vale la pena aclarar que protagonista pueden ser hombres, mujeres, animales, objetos y cualquier cosa que tenga deseos y conflictos humanos.
Entonces, teniendo un inicio y un final, necesitamos saber qué va a pasar en medio de ambos. Teniendo un personaje, en este caso Carmen, este proceso será, más que sencillo, divertido.
Segunda parte: El Primer acto, donde conocemos al personaje.
Ya decía anteriormente que la narrativa clásica se compone de Introducción, Desarrollo y Desenlace. Entre el inicio y el final de la historia existen dos momentos claves llamados Puntos de Giro o Plot Points. Estos son los momentos en que el curso de la historia cambia y se aumenta la tensión dramática.
Desde que inicia la historia, hasta el primer punto de giro transcurre el llamado Primer Acto o Planteamiento. El planteamiento, como su nombre lo indica, es donde planteamos o exponemos la historia. Quizás, uno de los objetivos más importantes del primer acto, sea exponer al personaje, especialmente sus deseos y conflictos (aquello que quiere y aquello que le impide alcanzar lo que quiere). De esta manera, al llegar al final del primer acto, el público (con suerte) estará conectado al personaje y querrá saber qué pasará a continuación.
EMPATÍA CON EL PERSONAJE: NECESIDADES, CUALIDADES Y DEFECTOS HUMANOS
Seguramente les ha pasado encontrar personajes que, aunque disten mucho de nuestra propia personalidad, hay algo que nos atrae de estos y que nos hace querer ser como él o ella. O quizás, la situación en la que se ve involucrado o involucrada, nos resulta familiar y nos identificamos.
Para esto es necesario plantear muy bien las situaciones humanas que motiven las acciones del personaje. A estas situaciones se les llama Necesidades Dramáticas y pueden ir desde ser amado o ser reconocido, hasta el deseo de venganza y de lastimar a otras personas.
Respondamos algunas interrogantes de nuestra historia para caracterizar un poco a Carmen y conocer cuáles son sus necesidades y cuáles son los conflictos que le impiden satisfacerlas.
Para empezar ¿cómo es Carmen? ¿qué sabemos de su vida? Sabemos que tiene dinero, pero ¿siempre fue así? Sabemos que Vicente es un perro mestizo, o sea que no es de raza. ¿Cómo debe ser una persona adinerada, con una reputación e imagen que cuidar, para apostar por un perro sin linaje y sin aportes de glamour?
Es posible que Carmen sea una persona noble y desinteresada, afectiva. Esos podrían ser características positivas de su personalidad, pero un personaje que cumpla al cien por ciento con las expectativas de lo ideal no es para nada interesante. Las contradicciones son la base para generar empatía o simpatía entre la audiencia y el protagonista, pues aportan realismo al personaje.
Esto nos lleva a pensar que quizás Carmen posea cierta inestabilidad emocional o sicológica; una persona que, aunque tenga nobles sentimientos no es alguien en quien se pueda depositar confianza a largo plazo… al fin y al cabo abandonó a su perro. Entonces tenemos a una Carmen bondadosa y noble, pero con flaquezas emocionales severas. Ahondemos en la vida de ella para conocer aún más.
Quizás Carmen no siempre tuvo dinero. Si decimos que Vicente es un viejo perro mestizo, podría ser que fue el acompañante de Carmen antes que esta llegara a la posición social que ostentará al final de la historia.
Es posible que Carmen fuese una persona de clase baja o media baja, luchando por salir adelante, y que cuando alcanzó un status mayor decidió que Vicente no era suficiente para ella.
Todo personaje protagonista debe contar con conflictos Internos y Externos. Los conflictos internos son aquellos aspectos de la personalidad que le impiden al protagonista avanzar y obtener lo que quiere. Los conflictos externos son todas las circunstancias externas, personajes o situaciones físicas que le dificultan al protagonista obtener lo que quiere. Vamos a esbozar algunas ideas para la historia de Carmen y después identificaremos los conflictos tanto internos como externos.
NOTA: Para este post he ido escribiendo las ideas que se me ocurren y las he ido “puliendo” a medida que sigo escribiendo. Esto es natural y no hay que asustarse por ello. Empecé pensando en un perro y ahora la historia me ha llevado a desarrollar a Carmen como protagonista, quedando el perro en un segundo plano, o más bien convirtiéndose este en un recurso de la historia de Carmen. Todo lo que lean a continuación no es más que pura improvisación e intuición; así que les animo a hacer lo mismo con sus historias.
¿Qué ideas tengo de Carmen antes de ser rica?: Una trabajadora oficinista, esforzada, con nobles sentimientos y ambiciosa, pero quizás el ambiente laboral no sea muy prometedor para ella. Puede ser que tenga una relación amorosa mediocre, con un tipo conformista y sin una visión de futuro prometedora. Puede que Carmen, en su vida promedio y aburrida, conozca a alguien más, alguien que le inspire a superarse y que le haga cuestionar cómo está llevando su vida. Esas son ideas, ahora decidamos.
Se me ocurre que Carmen se dedica a la programación. Trabaja en una empresa pequeña desarrolladora de software.Pero a medida que el tiempo pasa, Carmen se va dando cuenta de que quizás su trabajo no es lo mejor del mundo. Nunca ascendió de puesto, el ambiente laboral se volvió hostil, y el poder adquisitivo de su salario fue disminuyendo.
¿Cómo es el Mundo Ordinario de Carmen del cual quiere escapar? Una oficina de luces blancas, fría por el aire acondicionado descompuesto que no puede regularse, tecleos y teléfonos sonando monótonos, conversaciones de pasillo y chismes que impiden confiar en nadie.
Lo único que distrae a Carmen de su agobiante rutina es la ventana al lado de su escritorio. Desde ahí contempla el parqueo, donde todos los días a las 4 de la tarde, un Mercedes Benz deportivo se estaciona. El parking man le entrega las llaves a una elegante y distinguida mujer ejecutiva, que aborda el lujoso automóvil y se aleja conduciendo mientras atrae miradas y despierta reverencias.
Por el contrario, Carmen, ni siquiera atrae la atención de Armando, su novio. Hace 6 horas que ella le envió un mensaje preguntándole si irían al cine. El tipo no ha contestado, aunque hace 5 minutos que estuvo en línea. ¿Cómo es la relación de Armando y Carmen?
Armando es el prototipo de persona inmadura. Trabaja en una empresa, quizás sea un tipo de ventas cuya única preocupación es vender más, para tener dinero y poder costear su vida.
Pero tampoco es que su vida sea muy interesante. Lo que gana se lo gasta en salidas, cambiar de celular cada tanto y descargar aplicaciones. Vive con sus padres. Vive y vivirá con sus padres pues no piensa que valga la pena gastar en una casa propia si posee un cuarto independiente en la parte trasera de su casa familiar. No terminó su carrera, vive de la fantasía, esperando que la vida le dé un mejor futuro, esperando que las cosas lleguen fáciles y sin esfuerzo.
Asignémosle ahora algunas cualidades a Armando: Quizás sea bueno en ventas, es alegre, conversador y persuasivo, eso hace que la gente lo estime más a él que a Carmen, que siempre luce preocupada y con cierto halo de frustración. Quizás Armando tenga mucho potencial en su área, pero hay algo que hace que él no se esfuerce. También él tendrá conflictos internos que lo hagan ser a como es.
Al conocer a Carmen, una mujer talentosa, capaz de desarrollar sus propias aplicaciones, siendo él un fanático de los videojuegos y la tecnología, se emocionó tanto que pensó (quizás inconscientemente): “Con esta mujer resolví mi vida”. Por su parte Carmen conoció a un hombre divertido, dinámico y alegre que la apoyaba y la motivaba como nunca nadie lo hizo antes.
Pero cuando Carmen le propuso que vivieran juntos y Armando se rehusó, empezó el declive de la relación. Al fin y al cabo, Carmen tenía un trabajo que le permitía costearse un modesto alquiler y donde hacía lo que le gustaba hacer: programar. Armando, después de ese momento, se convirtió en un ser prescindible, pero no se atrevió a dejarlo en ese momento.
Todas estas ideas nos dan a suponer que Carmen es una mujer talentosa, programadora, innovadora, que quiere independencia y bienestar económico. Esos podrían ser sus deseos. Sin embargo, hay una tendencia a la dependencia emocional o a la aprobación ajena para que ella se decida a actuar. Esos son conflictos internos que ella debe superar.
También existen conflictos externos: un ambiente laboral mediocre, compañeros de trabajo serrucha pisos, puede ser que un jefe despótico; y una relación que más que un apoyo o motivación, es un lastre y un estorbo.
Ahora que tenemos toda esta información, podemos decir que la necesidad dramática de Carmen, al inicio de la historia es: superarse afectiva, laboral y económicamente. Pero debe superar su miedo y decidir por sí misma para ascender sobre aquello que por ahora le impide avanzar: su trabajo y su relación. Pero ahora ¿Y Vicente?
Carmen espera sola a la entrada del cine. Mira su reloj, mira la cartelera. Ya la película empezó. Vemos a Carmen que mira la película sola, a ambos lados tiene parejas felices. A la salida del cine vemos a Armando junto a un amigo. Armando reclama a Carmen no haberlo esperado para ver la película.
Después, vemos a Carmen en el asiento trasero de un auto sucio y ruidoso. En los asientos delanteros van Armando y su amigo, hablando y riéndose a carcajadas. Carmen observa por la ventana parejas y personas sonrientes. Ella, va sola y triste. De pronto observa en una esquina un vehículo que abandona un cachorro en la acera. El perro intenta alcanzar al vehículo que lo ha dejado y cruza la calle ocasionando que el amigo de Armando frene de golpe. “Perro estúpido”, grita Armando. Carmen se baja y logra atrapar al asustado cachorro. Armando, molesto, se baja del vehículo. Le exige que deje al perro y que no los atrase. Carmen, con el perro en brazos le dice que no se atrase, que se vaya, y que no la busque más. Carmen se va caminando con el cachorro lamiendo su rostro, y es la primera vez que la vemos sonreír.
Bien, Carmen se ha librado de su primer conflicto: Armando. Al menos eso parece, porque puede ser que sólo lo haya sustituido por un perro, pero al fin y al cabo el perro la hace reír. Sin embargo, aún queda pendiente su situación laboral.
Lo importante por ahora es definir si el recurso del perro es útil para la historia de la protagonista. Si en un inicio hay que aceptar cualquier idea, una vez que vayamos dando forma a la historia debemos aprender a descartar lo que no nos sea útil para la misma.
Sabemos que Vicente es un cachorro por ahora, pero más adelante será un perro grande, confortable, protector. Carmen se encontrará vulnerable, y Vicente es sereno y discreto, acompaña y no demanda. Puede ser un buen compañero para ella, en un momento en que lo que menos necesita, es indiscreción y entrometimiento.
Sin embargo, al igual que Carmen, Vicente no puede ser perfecto. Puede que sea un perro afable, pero también tiene necesidades motrices (como todo perro grande) y quizás esa sea la conjugación perfecta de ambos. Carmen necesita sentirse acompañada, pero tampoco debe entregarse a la inacción, y Vicente puede acompañarla, pero también tiene necesidad de salir de paseo. Convirtamos esas necesidades en parte de la historia.
Vemos a una Carmen desganada en el sillón. Los recuerdos aún pesan: fotos en el celular con Armando, en la playa, en el parque, en el café. Carmen está a punto de llamarlo cuando en eso Vicente empieza a ladrar y a rascar la puerta. Quiere salir, insiste, sus ladridos son chillones y molestos, y aunque Carmen le exige callarse, este ladra aún más fuerte, hasta que Carmen accede a sacarlo.
Pasean por el parque. En eso Carmen mira a la ejecutiva del Mercedes Benz ejercitándose. La ejecutiva se detiene, revisa su celular. Toquetea la pantalla, frunce el ceño. Vicente, alegre e inocente, olfatea los pies de la ejecutiva cuando él y Carmen pasan a su lado. Carmen se disculpa. La ejecutiva dice que no pasa nada, de hecho, sonríe. De inmediato vuelve a su teléfono, ha dejado de funcionar. Carmen comenta que no tiene sentido molestarse, es un fallo del software. La ejecutiva le pregunta cómo está tan segura. Carmen da un discurso muy técnico. Intrigada, la ejecutiva pregunta a qué se dedica. Carmen contesta que es programadora. La ejecutiva se presenta, se llama Inés, es socia de una empresa desarrolladora de software y están buscando nuevo personal: “Algo me dice que sos de lo que buscamos. Vení el miércoles si te interesa”, le dice a Carmen; le entrega su tarjeta, y después de sonreír y acariciar a Vicente, se despide.
Carmen toma el ascensor, ahí va su jefe que empieza a culparla de los retrasos, le dice que es una inútil y otras cosas, pero Carmen no contesta ni se inmuta. El ascensor se detiene, el jefe de Carmen desciende, sigue refunfuñando, pero siente que habla solo. Se gira, Carmen sigue en el ascensor, el jefe pregunta “¿No venís?”, a lo que Carmen responde mostrándole el dedo de en medio: “Renuncio”. La puerta se cierra, y el ascensor sube. En la medida que los pisos ascienden, Carmen sonríe y saca pecho.
Carmen llega a una oficina de grandes ventanales, escritorios amplios, sin cubículos que los dividan, gente joven y sonriente y un cordial recepcionista que al escuchar su nombre la recibe con entusiasmo y la conduce a una moderna sala de reuniones donde Inés y otros ejecutivos la reciben con sonrisas. Inés, exclama: “Bienvenida Carmen, te esperábamos”.
Esto es a líneas generales el planteamiento o primer acto de la historia. A partir de acá, la vida de Carmen será distinta a lo que fue antes. Iniciará su viaje por este nuevo mundo que se abre a sus pies: un nuevo trabajo, una nueva vida, nuevos desafíos y la confianza de Inés, esa mujer a quien siempre admiró en silencio, y que ahora es ella quien se muestra admiradora de Carmen, o al menos eso parece. Y no podemos olvidar a Vicente, que servirá de motor a la nueva Carmen, y que puede ser un símbolo de exploración, dinamismo y aventura. Ya tenemos un inicio.
Tercera Parte: La Resolución… y lo que pasa antes.
A partir del primer plot point, Carmen junto a Vicente irán atravesando distintos estados que desembocarán en el segundo plot point, que es el momento en el que inicia el final de la historia.
Si el deseo principal de Carmen es cambiar su posición económica y social, entonces ese será el objetivo central en torno al cual girará el desarrollo de la historia. Recordemos: el desarrollo es lo que pasa entre el Planteamiento o primer acto, y la resolución o final.
Algunas situaciones o retos que pueden ocurrirle a Carmen en este Nuevo Mundo en el que se ha internado son: que deba desarrollar una nueva aplicación, que deba ganarse la confianza de inversionistas en una fiesta de trabajo, comprar una nueva casa, competir por el puesto de directora de desarrollo de softwares, etc.
Cada una de estas situaciones deben estar ligadas a los deseos y conflictos de Carmen. Por ejemplo, si ella es tímida pues deberá superar la timidez y ser socialmente agradable para atraer inversionistas. Esto obviamente le hará ascender en la empresa, que es su objetivo principal. Si quiere cambiar de vivienda porque donde vive es un tugurio, pues deberá enfrentar algún obstáculo tanto externo como interno para conseguirla. Quizás la empresa le otorgue un crédito sólo para ejecutivos, pero Carmen debe mostrar su valor desarrollando una aplicación que sea rentable y lucrativa en cuestión de semanas, lo que le traerá mucho estrés y deteriorará su relación con Vicente.
Quizás sea en ese momento que se presente el segundo Punto de Giro. Algún viaje de negocios o alguna otra situación que haga que Carmen no pueda estar con Vicente. Quizás Vicente no pueda abandonar su instinto callejero y de vez en cuando se escapa. Es posible que Carmen ya esté acostumbrada a esto y piensa que Vicente regresará como lo ha hecho siempre, sin embargo, en su vaivén de persona de negocios se olvida de dejarle la puerta de acceso abierta, lo que hace que Vicente quede en la calle durante la semana que Carmen estará fuera. Cuando Carmen regrese, es posible que Vicente se encuentre herido o le hayan hecho daño. Acá iniciará el final de la historia, pues las heridas son tan graves que deteriorarán su salud progresivamente.
Todas estas situaciones, al estar ligadas con las necesidades y conflictos del protagonista, traerán como consecuencia un cambio en la personalidad de este.
Cuarta Parte: El arco dramático del personaje
A los cambios que experimenta un personaje a lo largo de la historia se le llama Arco dramático o arco del personaje. Los personajes no pueden ser estáticos, deben transformarse a lo largo de la historia. En este artículo hablamos del Periplo del Héroe, donde más o menos abordamos los estadios y las fases que experimentan los protagonistas siguiendo un modelo clásico de narrativa. También debemos saber que una historia, es casi como la síntesis de una vida, y como en la vida misma, no somos cien por ciento los mismos desde que nacemos hasta que morimos… si tenemos la suerte de vivir varios años.
¿Cuál será el arco dramático de Carmen? Existen varias opciones, sin embargo, las más comunes son: el cambio “para bien”, o el cambio “para mal”, comúnmente llamado Tragedia. Al abandonar a Vicente, es posible que Carmen no haya superado ciertos conflictos internos, y aunque económica y socialmente ella haya logrado el éxito, probablemente su “calidad humana” se mire deteriorada.
Lo que le ocurra a Vicente durante la ausencia de Carmen, le afectará tanto que empezará a orinarse por todos lados, o puede que pierda la vista y ladre sin motivos durante la noche, vomite los muebles, etc. Vicente se convierte en un conflicto para Carmen, y Carmen aprendió que todo lo que le cause molestia debe ser desechado.
La nueva y ocupada Carmen no podrá hacer más que pagar los mejores hospitales veterinarios para que Vicente sea atendido. Al final, el perro morirá en una lujosa cama de hospital, solo y sin nadie junto a él, mientras Carmen asiste a reuniones, contesta correos y trabaja hasta muy tarde en su oficina.
¿Cómo terminamos la historia? ¿Cuántos tipos de finales hay? ¿Será abierto, cerrado? Honestamente creo que ese tipo de categorías no tienen mucha importancia en este momento. El final que le daremos a nuestra historia es el final que la historia merece, el que mejor le quede, y el que nosotros como entidades creadoras decidamos
Entonces, la resolución debe estar ligada al arco dramático del personaje, si la tímida Carmen se convierte en un ser insensible, entonces la resolución deberá estar asociada a este cambio. Eso, es algo que debemos definir a partir de que escojamos a nuestro personaje, sus deseos y conflictos.
Para conocer cómo crear un personaje, te recomiendo este post.
Quinta Parte: Tema, Trama y Argumento
Si seguiremos el orden que hemos contado acá, no lo sabemos. El orden de las escenas, de las situaciones y el cómo se relacionan una con la otra se le llama Trama. Pero ya sabemos cómo iniciar, y tenemos material de sobra para construir la trama. Todos los detalles que hemos esbozado hasta ahora, sin ninguna duda aportarán fuerza a la historia y desarrollarán más al protagonista (en este caso Carmen). Creo necesario mencionar que tantos detalles puede que no aparezcan en la historia final, pero todo dependerá de la extensión que queramos darle y si funcionan o no para la historia de Carmen.
A lo largo de este artículo hemos venido construyendo el argumento de la historia de Carmen y Vicente. El Argumento es por ende el qué pasa en la historia. No implica el orden en el que se contará: si primero empezamos con Carmen en la oficina, o primero en el cine, o con la muerte de Vicente; eso no importa para construir el argumento. El argumento es, sin lugar a dudas, la primera fase de la historia terminada.
Un ejemplo de argumento:
Carmen es una talentosa programadora. Pero después de 5 años trabajando en la misma empresa nunca ascendió de puesto, su oficina se cae a pedazos y su jefe cada vez se interesa menos en lo que los trabajadores hagan o dejen de hacer. Tampoco es feliz con Armando, su novio, quien no parece importarle tener casi 40 años y seguir viviendo con sus padres, aun cuando podría vivir junto a ella. Carmen un día conocerá a Vicente, un alegre perro que se convertirá en su nuevo acompañante y un motivador de andanzas y aventuras. Tras decidirse y abandonar a Armando, mientras pasea con Vicente, Carmen conocerá a Inés, una poderosa ejecutiva que le ofrecerá trabajar con ella. A partir de ese momento la tímida y frágil Carmen se transformará en una decidida y ávida desarrolladora de software de una empresa prometedora. Tendrá el dinero, la vida y la atención que siempre quiso, y no dejará que nada se interponga en su camino, ni siquiera Vicente, que tras una pelea callejera no será el mismo de antes, y poco a poco se convertirá en un estorbo para su imperturbable dueña.
Un tratamiento argumental es una forma de exponer tu historia como si fuera un cuento. Puede tener una extensión de un párrafo extenso, hasta 15 ó 20 páginas. Lo importante es que refleje 1. el Inicio: Carmen es… 2. el primer plot point: conocerá a Inés… 3. el desarrollo: se transformará en… 4. el segundo Plot point: que tras una pelea no volverá, y 5. el final (que puede ser explícito o una sugerencia): no será el mismo y se convertirá en un estorbo.
La trama es el orden en el que acontecerán los eventos de la historia y cómo estarán relacionados unos con otros. Cabe decir que la trama es un aspecto bastante retador, pues un buen argumento puede caerse a pedazos por una trama floja o pobre. También es importante señalar que la trama es el resultado del proceso de planificación de la obra; y también deviene del aprendizaje que sólo el tiempo y el hábito de la escritura te van a dar.
El tema, por su parte, es el aspecto más general sobre de qué trata la obra. También está muy ligado al sentimiento que la obra transmite y la atmósfera imperante en ella. Para la historia de Carmen podríamos identificar varios: abandono, poder, desapego, etc. Sin embargo, es conveniente escoger uno.
Muchas veces uno tendrá la duda de que si nos estamos alejando o no del tema; de sentir que quizás no estamos hablando de abandono, sino que de pronto nos encontramos hablando de depresión, por ejemplo. Eso es normal, y no debe detenernos. Todo lo que creamos y sintamos que sirve para nuestra historia estará bien. Sigamos adelante, que después habrá tiempo, y de sobra, para revisar, reescribir y reescribir, para quitar, poner, anexar, arrepentirse, y así.
El tema no es una camisa de fuerza. El tema es simplemente un oriente, una guía… quizás sea como el tronco del árbol del que se desprenden muchas ramas; y es posible que al final de la escritura descubramos que el tema que desarrollamos (el que realmente quisimos desarrollar) sea otro distinto del que creímos al inicio. Más que coherencia conceptual, lo importante es contar, lo que se quiere contar.
En este artículo profundizamos un poco más sobre el Tema, la Trama y el Argumento.
Sexta Parte: Sobre el Miedo, el Temor y la Angustia
No hay nada más paralizante que el miedo y que la duda. Y créanme si les digo que al escribir surgen muchas dudas y muchas situaciones angustiantes. Que si lo que escribo es bueno, que si lo que escribo sirve, que si el personaje está bien construido, que cómo puedo hacer X ó Y situación más interesante. Otras veces querrán escribir y su mente será más cerrada e inamovible que una tumba de granito. Todas esas son situaciones normales que hay que enfrentar.
Cómo iniciar y cómo terminar una historia se resume en haciéndola, en escribiéndola. Ya les compartí una forma que a mí me ha resultado efectiva y entretenida para ir dando forma a esas ideas vagas que se me vienen a la cabeza. Pero créanme, si no se ponen a escribir, no les va a salir nada.
El cerebro humano es perezoso, pero se activa rápido. Una vez que le agarra la mano a la rutina, este no dejará de crear. Por ende, otro ejercicio que pueden implementar para poner activo el cerebro es NO DESCARTAR LAS IDEAS.
A veces pasa que a uno se le viene una idea y cree que no es suficientemente buena. Entonces la dejamos pasar, e intentamos forzar ideas “mejores”, pero que tampoco funcionan, no encontramos “nada bueno”, y nos encontramos “bloqueados”. Mi consejo es retomar la primera idea clara, aunque no parezca en un principio una idea genial, y esforzarse en desarrollarla.
Como les dije: habrá mucho tiempo para revisar y corregir. Lo importante en un inicio es dejar que las ideas surjan, que el cerebro exprese todo lo que tenga que expresar, porque después lo pondremos a ordenar su propio desorden.
Quizás otro de los principales obstáculos que se presentan a la hora de escribir es el preocuparnos por si lo que escribimos es bueno o no. Seré claro en una cosa: cualquier otra persona puede escribir algo mejor que nosotros. La cosa es ¿quién lo hará?
Escribir es una actividad que requiere mucha concentración, y muchas horas de dedicación. Cualquier persona puede venir y decir “Eso que hacés no es bueno”. Ante esta situación podríamos preguntarnos: ¿por qué esa persona dice eso? Cuál es su intención. Si su intención es buena y nos da buenos argumentos pues entonces agradezcamos su honestidad y mejoremos lo que hay que mejorar.
Por el contrario, si la persona que lo dice no tiene argumentos, y su única motivación es simplemente sentirse bien consigo misma, menospreciando o juzgando sin bases el trabajo de otros ¿le vamos a dar el gusto de molestarnos o de dejar a un lado lo que hacemos? Lo otro que puede pasar es que seamos nosotros mismos quienes se “echen tierra”. Pero pues, ese es nuestro conflicto ¿cómo lo vamos a superar? Acá te dejo este post sobre cómo evitar el autosabotaje.
Lo otro es ¿cómo nos sentimos con respecto a lo que hacemos? ¿nos sentimos bien, mal, orgullosos, dudosos? Al fin y al cabo, cada uno de nosotros es dueño de su propio trabajo. Cada uno de nosotros decidiremos si compartimos o no, y con quiénes, lo que escribimos. Nosotros sabremos cuándo es el momento adecuado para hacerlo. Hay que saber que quien se atreve a publicar, se atreve también a ser criticado, y eso es algo que debemos estar preparados para enfrentar de la mejor manera.
Por lo tanto, no hay espacio acá para el miedo paralizante, sí para la duda, pero no para el miedo paralizante. Dudemos, escuchemos las voces que nos dicen que no servimos para eso, que somos unos ridículos y que a nadie le va a gustar la novela, el guión, el cuento o lo que sea que hagamos, escuchemos a esa voz que dice que seremos el hazmerreír de todo el mundo. Escuchémosla, agradecemos su intervención y continuemos haciendo lo que estamos haciendo.
Enfrentando el miedo, viviendo la angustia y aceptando que no somos perfectos, ni genios, ni que estamos inventando la gran y única historia original de los últimos cien años, podremos disfrutar del proceso de crear y de escribir.
Nuestra mente y nuestro cerebro dan lo que tienen que dar. Y como les dije, el cerebro es perezoso al inicio… al igual que cuando empezamos a hacer ejercicio físico: al principio cuesta, pero después nada nos detiene, sólo los retos más grandes, y nos detienen para poder analizar cómo superarlos.
Igual así será nuestro proceso de escritura, pero también nuestra confianza. Conoceremos qué somos capaces y qué no somos capaces de hacer, descubriremos nuevas fortalezas, nuevas habilidades y nuevas debilidades, y también seremos capaces de encontrar soluciones a problemas que en el pasado quizás supusieron serios estancamientos creativos, de forma mucho más rápida y sencilla. Todo esto, gracias al hábito y la constancia en la escritura.
Entonces, mis estimados y estimadas, lectores y lectoras respectivamente… además de pensar en inicios, finales, en conflictos, periplos o en temas transversales… el secreto para iniciar y finalizar una historia es: sentándose a escribirla… todos los días, un par de horas diarias, dejar que las ideas fluyan y confiar en que somos humanos, que tenemos un montón de defectos, pero que somos capaces de crear, y que hemos optado por ese camino de la narración, y que la única forma de perfeccionarnos y de desarrollarnos es escribiendo. Así que no se diga más, y manos a la obra.
Abrazos.
Atte. Roberto